domingo, 9 de junio de 2013

Ovidio Amores III, 14 Hermosa como eres, yo no rechazo que peques

Ovidio Amores III, 14  Texto original en latín

Hermosa como eres, yo no rechazo que peques,
Sino que me sea indispensable saberlo para desdicha mía;
Ni mi censura ordena que te vuelvas púdica,
Sin embargo, te ruega que intentes disimular.
No peca la que es capaz de negar haber pecado,
Solo la culpa declarada le da mala fama.
¿Qué furor hay de sacar a la luz lo que oculta la noche,
Y referir públicamente lo que hagas en secreto?
La meretriz a punto de entregar su cuerpo al primer desconocido
Aparta antes al público echando el cerrojo;
¿Expondrás tú las faltas de tu mala fama
Y llevarás a cabo la delación de tu delito?
Sé más inteligente, al menos imita a las honradas,
Y aunque no seas virtuosa, pueda yo pensar que lo eres.
Lo hecho, hecho está; ¡Solo niega haberlo hecho,
Y no te dé vergüenza decir cara a cara palabras modestas!
Hay un sitio donde sacar afuera el vicio; ¡Llénalo
Con todas las delicias, y que el pudor esté lejos de allí!
Justo cuando lo hayas dejado, toda lascivia más lejos
Ausente esté, y depón los delitos en tu cama.
Allí no tengas pudor de quitarte la túnica
Ni de que se apoye muslo sobre muslo;
¡Que allí roce la lengua con labios encarnados,
Y el amor haga mil figuras de Venus;
Que allí ni las voces ni las palabras complacientes cesen,
Y la cama lasciva tiemble con el movimiento!
Viste tu rostro con el ropaje temeroso del delito,
Y que el pudor niegue la obscena faena;
¡Engaña al público, engáñame; déjame errar ignorante,
Y permítaseme disfrutar de mi estúpida credulidad!
¿Por qué veo tantas veces las notas que envías y recibes?
¿Por qué apenas advierto espacio de tu lecho que no esté hundido?; ¿Por qué el alboroto de tus cabellos no es de dormir,
Y percibo que tu cuello tiene la marca de los dientes?
Sólo a mis ojos mismos no llevas el delito;
¡Si no vacilas de respetar tu fama, respétame a mí!
Pierdo el seso y muero cada vez que me confiesas haber pecado,
y una sangre gélida fluye por mis miembros.
Ora amo; ora odio en vano lo que es necesario amar;
¡Entonces yo, pero contigo, quisiera estar muerto!
Nada buscaré sin duda, ni lo que trates de ocultarme
Rastrearé; y el engaño tendrá la importancia de un deber.
Pero si te sorprendo en medio de la culpa,
Y tus infamias han de ser vistas por mis ojos,
Lo que bien hayan visto, bien nieguen haberlo visto -
Cederán mis ojos a tus palabras.
Fácil es para ti la palma por vencer a quien desea ser vencido,
Sólo con que tu lengua se acuerde de decir : «Nada hice».
Con dos palabras te toque en suerte superarme,
¡Aunque sin motivo, vence por tu juez!

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